Steve está preocupado por muchas cosas. Tiene veintitrés, se crió en Virginia y tiene la idea de que California es el comienzo del fin. Siento que es una locura, dice, y su voz cae. Esta chica me dice que no tiene sentido para la vida, pero no importa, simplemente fluiremos. Ha habido momentos en los que tenía ganas de empacar y despegar hacia la costa este nuevamente, al menos allí tenía un objetivo. Al menos ahí esperas que suceda. Lumía un cigarrillo para mí y sus manos se sacuden. Aquí sabes que no va a hacerlo.
(Steve is troubled by a lot of things. He is twenty-three, was raised in Virginia, and has the idea that California is the beginning of the end. I feel it's insane, he says, and his voice drops. This chick tells me there's no meaning to life but it doesn't matter, we'll just flow right out. There've been times I felt like packing up and taking off for the East Coast again, at least there I had a target. At least there you expect that it's going to happen. He lights a cigarette for me and his hands shake. Here you know it's not going to.)
Steve, un joven de 23 años de Virginia, está profundamente inquieto por sus experiencias en California, que percibe como un presagio de la fatalidad. Expresa su frustración por los puntos de vista nihilistas de los demás, sintiéndose desprovisto de propósito mientras contempla su vida. Esta sensación de falta de sentido pesa mucho sobre él, lo que provoca pensamientos de regresar a la costa este, donde sintió una dirección y un propósito más claros.
Su inquietud se manifiesta físicamente mientras enciende un cigarrillo, con las manos temblorosas que reflejan su agitación interna. El contraste entre sus expectativas pasadas en Virginia y la incertidumbre de su vida actual en California destaca su lucha. Steve anhela la familiaridad del hogar y un camino más claro, sintiéndose atrapado en un lugar que le ofrece poca fe en un futuro en el que pueda creer.