La televisión, en otras palabras, está transformando nuestra cultura en una vasta arena para el negocio del espectáculo. Es completamente posible, por supuesto, que al final encontraremos ese encantador, y decidimos que nos gusta bien. Eso es exactamente lo que Aldous Huxley temía, hace cincuenta años.
(Television, in other words, is transforming our culture into one vast arena for show business. It is entirely possible, of course, that in the end we shall find that delightful, and decide we like it just fine. That is exactly what Aldous Huxley feared was coming, fifty years ago.)
La televisión está remodelando a nuestra sociedad en una plataforma masiva para el entretenimiento, donde el espectáculo domina las expresiones culturales. Este cambio plantea preguntas sobre si las personas adoptarán esta transformación como beneficiosa, lo que llevará a una cultura más centrada en el espectáculo que el discurso significativo.
Neil Postman, en su libro "divirtiéndonos hasta la muerte", se hace eco de las preocupaciones de Aldous Huxley de cincuenta años antes, advirtiendo que tal cambio podría conducir a una pérdida de un diálogo público serio. En cambio, el entretenimiento podría disminuir la profundidad de la comunicación y la comprensión en la sociedad, transformando cómo se transmite y percibe la información.
