La complejidad y la opacidad de los mercados financieros pueden mejorar significativamente la rentabilidad de los escritorios comerciales en las principales empresas de Wall Street. En transacciones directas, como las que involucran acciones, compradores y vendedores que cotizan en bolsa, los compradores y los vendedores generalmente tienen un fácil acceso a la información de precios en tiempo real, lo que lleva a una reducción de las comisiones de corredores debido a la mayor competencia. Esta transparencia minimiza el beneficio potencial que los operadores pueden obtener.
En contraste, cuando se trata de productos financieros intrincados, como swaps de incumplimiento crediticio en bonos hipotecarios de alto riesgo, la situación cambia drásticamente. Estos valores complejos obtienen su valor de otros instrumentos complicados, creando oportunidades para que los comerciantes aprovechen la incertidumbre y las diferencias en la valoración para obtener ganancias sustanciales. Este entorno no solo es más lucrativo, sino que también destaca los riesgos y desafíos inherentes a tales segmentos de mercado opacos.