En "Los discursos", el filósofo Epictetus compara el estudio de la filosofía con un proceso quirúrgico. Él enfatiza que comprometerse con las enseñanzas filosóficas puede no ser siempre una experiencia placentera. En cambio, a menudo se acompaña de incomodidad e introspección, lo que refleja los desafíos de abordar los defectos y limitaciones de uno. El objetivo de la filosofía es mejorar el bienestar de uno, pero el camino hacia la mejora implica enfrentar verdades dolorosas sobre uno mismo.
Al comparar la filosofía con la cirugía, Epictetus sugiere que la verdadera curación proviene de someterse a experiencias difíciles. Al ingresar a estas "escuelas" filosóficas, las personas deben reconocer que no están en un estado de bienestar completo. El objetivo final es emerger más iluminado y más saludable, pero esto requiere una aceptación del dolor y la lucha iniciales que acompañan un crecimiento personal profundo.