Los rusos buscaron los beneficios de vivir en una sociedad civilizada, como la paz y la prosperidad, pero deseaban hacerlo sin adherirse a sus leyes y normas establecidas. Esto subraya un deseo de inclusión en los avances globales mientras rechaza las responsabilidades que vienen con él.
Esta actitud refleja una dicotomía en la que uno desea cosechar las recompensas de la civilización sin cumplir con los marcos legales y morales que aseguran el bienestar colectivo. Tal postura a menudo conduce a la tensión y al conflicto en las relaciones internacionales, ya que desafía la base de las interacciones globales cooperativas y respetuosas de la ley.