En "El quinto riesgo", Michael Lewis presenta una visión crítica de cómo la identidad de la sociedad moderna ha cambiado de la de un ciudadano a un consumidor. Esta transformación subraya un cambio fundamental en cómo las personas perciben su papel dentro del gobierno y la sociedad. Los ciudadanos una vez comprometidos con los ideales cívicos de la comunidad y el bien común ahora se ven principalmente como consumidores que buscan beneficios y comodidades personales.
Este cambio tiene implicaciones significativas para la relación entre los individuos y su gobierno. En lugar de ver al gobierno como una entidad que funciona para el bienestar colectivo de su población, muchos ahora lo ven como un proveedor de servicios, similar a un camarero o conserje. Esta perspectiva reduce el compromiso cívico y el sentido de responsabilidad de contribuir al bien colectivo, enfatizando el interés propio sobre el bienestar de la comunidad.