El concepto mismo de viaje en el tiempo no tiene sentido, ya que el tiempo no fluye. El hecho de que pensemos que pase el tiempo es solo un accidente de nuestros sistemas nerviosos de la forma en que las cosas nos ven. En realidad, el tiempo no pasa; Pasamos. El tiempo en sí es invariante. Simplemente lo es. Por lo tanto, el pasado y el futuro no son ubicaciones separadas, la forma en que Nueva York y París son ubicaciones separadas. Y dado que el pasado no es una ubicación, no puedes viajar a él.
(The very concept of time travel makes no sense, since time doesn't flow. The fact that we think time passes is just an accident of our nervous systems-of the way things look to us. In reality, time doesn't pass; we pass. Time itself is invariant. It just is. Therefore, past and future aren't separate locations, the way New York and Paris are separate locations. And since the past isn't a location, you can't travel to it.)
En el libro de Michael Crichton "Timeline", el autor presenta una perspectiva que invita a la reflexión sobre el viaje en el tiempo, argumentando que la idea contradice nuestra comprensión del tiempo en sí. Sugiere que el tiempo no fluye en la forma en que percibimos; En cambio, existe como una constante, y nuestro sentido de su paso es simplemente el resultado de la interpretación de nuestro sistema nervioso. Esto implica que si bien experimentamos una secuencia de eventos, el tiempo permanece sin cambios y sirve como telón de fondo para nuestras experiencias.
Además, Crichton desafía la noción de pasado y futuro como lugares distintos a los que se puede viajar, comparándolos con lugares geográficos como Nueva York y París. Dado que el tiempo es invariante y en realidad no 'pasa', el pasado no puede tratarse como un destino físico. Esta reevaluación del tiempo invita a los lectores a reconsiderar sus nociones de realidad y las limitaciones del viaje en el tiempo, lo que sugiere que el movimiento a través del tiempo puede ser fundamentalmente diferente de lo que entendemos o imaginamos.