En "La transmigración de Timothy Archer", Philip K. Dick captura una visión marcada de la realidad con la línea "El mundo es horrible". Este sentimiento resuena con el narrador mientras conducen rápido a través del puente de la bahía, reflejando un cierto nihilismo hacia las luchas de la vida. Sugiere que el arte, en sus diversas formas, tiene como objetivo destilar verdades profundas sobre la existencia, específicamente la profunda insatisfacción con el estado del mundo.
El narrador aprecia el papel de los artistas en la articulación de tales ideas sombrías, señalando su importancia en la sociedad. Sin embargo, hay un giro irónico; La verdad sobre el horror del mundo es tan simple que incluso una rata podría expresarla. Esto lleva a una contemplación humorística sobre la naturaleza de la sabiduría y la comunicación, subrayando la idea de que incluso las declaraciones más profundas sobre la vida pueden provenir de lugares inesperados, como una rata en una zanja de drenaje.