Dominar el arte de la venta es un proceso gradual que no se puede apresurar. Requiere tiempo y práctica para desarrollar técnicas que atraigan con éxito a los clientes. A medida que uno perfecciona estas habilidades, se vuelven más efectivos para involucrarse con los clientes, lo que los distingue de los competidores.
Una vez que un vendedor alcanza un nivel de competencia, otros en la industria pueden ver sus métodos como casi mágicos. El secreto radica en un esfuerzo y refinamiento constantes, lo que lleva a una capacidad aparentemente sin esfuerzo para atraer a los clientes, dejando a los competidores perplejos sobre la fuente de este éxito.