Hoy, todos esperan entretenerse, y esperan ser entretenidos todo el tiempo. Las reuniones de negocios deben ser rápidas, con listas de balas y gráficos animados, por lo que los ejecutivos no están aburridos. Los centros comerciales y las tiendas deben ser atractivos, por lo que nos divierten y nos venden. Los políticos deben tener personalidades agradables de video y decirnos solo lo que queremos escuchar. Las escuelas deben tener cuidado de no aburrir mentes jóvenes que esperen la velocidad y la complejidad de la televisión. Los estudiantes deben divertirse, todos deben divertirse, o cambiarán: cambiar de marca, cambiar canales, conmutar fiestas, cambiar las lealtades.
(Today, everybody expects to be entertained, and they expect to be entertained all the time. Business meetings must be snappy, with bullet lists and animated graphics, so executives aren't bored. Malls and stores must be engaging, so they amuse as well as sell us. Politicians must have pleasing video personalities and tell us only what we want to hear. Schools must be careful not to bore young minds that expect the speed and complexity of television. Students must be amused-everyone must be amused, or they will switch: switch brands, switch channels, switch parties, switch loyalties.)
En la sociedad actual, hay una abrumadora expectativa de entretenimiento continuo en varios sectores. Las reuniones de negocios han evolucionado para priorizar el compromiso, con puntos de bala concisos y imágenes dinámicas para captar la atención de los ejecutivos ocupados. Del mismo modo, los entornos minoristas ahora se esfuerzan por ser espacios agradables, combinando diversión con el consumismo, mientras que las figuras políticas se centran en el carisma y la retórica agradable para mantener el interés público.
Las instituciones educativas también enfrentan presión para cautivar a los jóvenes alumnos, que han sido condicionados por la naturaleza compleja y acelerada de la televisión. Como resultado, el enfoque y la lealtad de los estudiantes pueden vacilar fácilmente, lo que los lleva a cambiar de marca, canales o incluso afiliaciones políticas si encuentran que el contenido no está comprometido. Este cambio cultural resalta la necesidad de una estimulación constante y las consecuencias que surgen cuando no se cumplen las expectativas.