Kurt Vonnegut Jr. reflexiona sobre la calidad duradera de la poesía excepcional, lo que sugiere que su grandeza trasciende el tiempo y el contexto. Parece implicar que los poemas verdaderamente notables poseen un valor o verdad intrínseco que los hace relevantes, independientemente de los cambios en la sociedad o las experiencias individuales. Esta atemporalidad los separa de obras menos impactantes.
En su libro "Domingo de Ramos", Vonnegut enfatiza que tales poemas resuenan en un nivel más profundo, permitiendo a los lectores conectarse con ellos de manera profunda. La cita sirve como un recordatorio de la poesía de poder única que se mantiene en evocar emociones y pensamientos que pueden demorarse mucho después de que se lean las palabras.