En su libro "Promesa de la felicidad de Dios", Randy Alcorn discute el innato anhelo que los humanos tienen para un estado de felicidad que recuerda al Edén. Sugiere que este anhelo proviene de la experiencia de alegría de nuestros antepasados antes de la caída, inculcándonos un deseo de una mejor existencia más allá de las luchas que enfrentamos. En lugar de aceptar el pecado, el sufrimiento y la falta de propósito como nuestra realidad, nuestros corazones buscan un ideal que refleje una felicidad pasada.
Alcorn argumenta que si solo fuéramos productos de evolución, careceríamos de la comprensión o el anhelo de una alegría tan antigua. Nuestra nostalgia por el Edén ilustra una verdad más profunda sobre la naturaleza humana; Revela un sentido innato de que estábamos destinados a más que nuestra condición actual. Este anhelo significa una esperanza de redención y cumplimiento que resuena dentro de todos nosotros.