En la muerte de Neil Postman "divirtiéndonos hasta la muerte", contrasta los temores de George Orwell y Aldous Huxley con respecto al futuro de la sociedad y la información. Orwell advirtió contra los regímenes autoritarios que restringirían el acceso al conocimiento prohibiendo los libros, controlando así el pensamiento y la verdad. Su preocupación estaba arraigada en los peligros de la censura y la supresión de la disidencia. En contraste, Huxley imaginó un mundo en el que la abundancia de información conduciría a una apatía generalizada, donde las personas perderían interés en un compromiso significativo con la literatura o las ideas, lo que hace que el acto de censura sea irrelevante.

Postman destaca que la pesadilla de la verdad de Orwell está oculta se ve emparejada por el miedo de Huxley a ahogarse en la trivialidad. Con una cantidad abrumadora de contenido disponible, los individuos pueden volverse desensibilizados y desconectados, incapaces de discernir verdades significativas de distracciones superficiales. Por lo tanto, la yuxtaposición de estas dos perspectivas revela un examen crítico de la cultura contemporánea, subrayando la importancia tanto del acceso a la información como del cultivo de interés genuino en las actividades intelectuales.