Epictetus destaca el peligro de orgullo derivado de la capacidad de uno para comprender y articular ideas complejas. Advierte que tal orgullo puede ser engañoso, ya que puede fomentar un sentido de superioridad sobre los demás. En lugar de humildad, una persona puede comenzar a verse a sí misma como más iluminada, lo que puede conducir a actitudes y comportamientos perjudiciales. La comprensión es valiosa, pero debería inspirar humildad en lugar de arrogancia.
La esencia de la verdadera sabiduría no se encuentra en un mero entendimiento, sino en reconocer las limitaciones y la inmensidad de lo que sigue siendo desconocido. Un individuo sabio aprecia la complejidad del conocimiento y mantiene una perspectiva humilde, dándose cuenta de que nadie comprende completamente todas las verdades. Esta mentalidad promueve un compromiso más profundo con el mundo y una mayor conexión con los demás en lugar de distanciarse a través del orgullo.