En "Los mil otoños de Jacob de Zoet" de David Mitchell, el protagonista Jacob reflexiona sobre su vida mientras realiza el simple acto de afeitarse. Este momento se convierte en una metáfora del autoexamen, mientras revisita sus recuerdos y la esencia de su identidad. El acto de acicalarse lo lleva a contemplar sus experiencias y elecciones, revelando ideas sobre el hombre en el que se ha convertido.
Afeitarse sirve como un momento de introspección para Jacob, permitiéndole confrontar su pasado y explorar las verdades que lo definen. Esta práctica reflexiva ilustra cómo los rituales cotidianos pueden tener un significado más profundo, impulsando a las personas a conectarse con sus narrativas personales y recordar los aspectos centrales de sus vidas.