La esencia de la identidad de una persona está profundamente conectada con su entorno circundante, según Frances Mayes en "Under the Tuscan Sun". A medida que las personas se unen a un lugar en particular, su sentido de sí mismo se vuelve más integrado con esa ubicación. Esto sugiere que cuando uno elige vivir o pasar tiempo no es simplemente una decisión práctica, sino que refleja anhelos y deseos más profundos.
Mayes enfatiza que la elección del lugar es significativa y significativa, lo que indica que resuena con antojos y aspiraciones personales. La idea implica que nuestro entorno dan forma a quiénes somos, y a medida que nos sumergimos más en ellos, nuestras identidades evolucionan, destacando la profunda relación entre el yo y el espacio.