En su libro "Flight Behavior", Barbara Kingsolver plantea una pregunta estimulante sobre las actitudes sociales hacia la salud mental. Explora la paradoja de cómo la sociedad a menudo fomenta las creencias fantásticas o poco realistas en los niños, mientras que, al mismo tiempo, tiende a tratar comportamientos similares en adultos con medicamentos. Esta inconsistencia provoca un examen más profundo de cómo fomentamos la imaginación en los jóvenes versus cómo manejamos las percepciones de los adultos que se desvían de la realidad.
El comentario invita a los lectores a reflexionar sobre la complejidad del comportamiento humano y las respuestas variables a él. Sugiere que si bien la imaginación se celebra en los niños, ya que todavía se están desarrollando, lo mismo puede verse como problemático en los adultos, lo que lleva a una dependencia de los medicamentos para ajustarse a las normas sociales. Este contraste plantea preguntas importantes sobre cómo apoyamos el bienestar mental en diferentes etapas de la vida y lo que significa para las personas navegar por sus realidades.