En el libro de Barbara Kingsolver "sin protección", la cita "sin refugio, nos paramos a la luz del día" enfatiza la vulnerabilidad experimentada por las personas cuando carecen de protección y estabilidad en sus vidas. Los refugios, tanto físicos como metafóricos, juegan un papel crucial en proporcionar una sensación de seguridad y pertenencia. Sin estos, las personas están expuestas a las duras realidades del mundo, lo que dificulta la supervivencia y la prosperación.

Esta reflexión sobre el refugio subraya la importancia de la comunidad y el apoyo en la navegación de los desafíos de la vida. La narrativa de Kingsolver entrelaza las luchas personales y sociales, que ilustran cómo la ausencia de un refugio seguro puede dejar a las personas sintiéndose expuestas e impotentes en medio de las incertidumbres de la vida. La cita sirve como un recordatorio conmovedor de la necesidad de resiliencia y conexión ante la adversidad.