Patti Smith reflexiona sobre la naturaleza del arte y la recepción pública, señalando que los artistas deben continuar su trabajo independientemente de la audiencia que atraigan. Ella enfatiza que muchas veces, los esfuerzos pasan desapercibidos, como se ve en su poesía y música, con solo una pequeña audiencia apreciándolos. Sin embargo, también reconoce la alegría que se produce cuando el trabajo es reconocido y aceptado por el público, destacando los aspectos duales del viaje de un artista.
Abordar la noción de que el éxito puede corromper a un artista, Smith desafía esta perspectiva. Ella afirma con confianza que lograr el éxito no debería restar valor a la integridad o misión de un artista. Su respuesta apasionada subraya su compromiso con la autenticidad y la creencia de que los artistas no deben rehuir la popularidad o la aclamación, independientemente de su género o intención inicial.