El narrador reflexiona sobre una caminata nocturna en el Bronx, contemplando su entorno. Se están acercando a una bodega de 24 horas, aparentemente imperturbable por su propia apariencia desaliñada, que incluye un pie descalzo y ropa manchada de sangre. La aceptación casual de este estado de ser destaca las duras realidades del medio ambiente.
Esta escena subraya una actitud resistente hacia los peligros y la dinámica social de la vida urbana. La conciencia del narrador sobre su apariencia sugiere un deseo de mezclarse, sin embargo, también encarnan la arena común en tales vecindarios, ilustrando las complejidades de la supervivencia en circunstancias desafiantes.
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