¿No estamos, éticamente hablando, obligados a detener su {violencia} más difusión, considerar nuestro papel en la instiga y a FORMENT y cultivar otro sentido de una cultura política global culturalmente y religiosamente diversa?
(Are we not, ethically speaking, obligated to stop its {violence} further dissemination, to consider our role in instigating it, and to forment and cultivate another sense of a culturally and religiously diverse global political culture?)
En su libro "Vida precaria: los poderes del duelo y la violencia", Judith Butler explora las responsabilidades éticas que tenemos en relación con la violencia y su propagación. Ella argumenta que debemos examinar críticamente nuestra participación para instigar la violencia y trabajar para prevenir su continuación. Esta reflexión exige un reconocimiento de nuestros roles y las implicaciones de nuestras acciones en el contexto más amplio del conflicto global.
Además, Butler enfatiza la importancia de fomentar una comunidad global política y culturalmente diversa. Ella aboga por el cultivo de enfoques alternativos que promueven la coexistencia y la comprensión entre las diferentes culturas y religiones. Al fomentar este entorno, podemos mitigar el impacto de la violencia y contribuir a un mundo más pacífico, cumpliendo así nuestra obligación ética de evitar una mayor violencia.