Seamos realistas. Nos deshacemos el uno por el otro. Y si no lo estamos, nos estamos perdiendo algo. Este parece tan claramente el caso con el dolor, pero puede ser así solo porque ya era el caso del deseo. Uno no siempre permanece intacto. Uno puede querer, o lograrse por un tiempo, pero a pesar de los mejores esfuerzos, uno se deshace, frente al otro, por el tacto, por el aroma, por la sensación, por la perspectiva del toque, por el recuerdo de la sensación.
(Let's face it. We're undone by each other. And if we're not, we're missing something.This seems so clearly the case with grief, but it can be so only because it was already the case with desire. One does not always stay intact. One may want to, or manage to for a while, but despite one's best efforts, one is undone, in the face of the other, by the touch, by the scent, by the feel, by the prospect of the touch, by the memory of the feel.)
La cita se refleja en el profundo impacto que las relaciones interpersonales tienen en nuestro estado emocional, especialmente en términos de dolor y deseo. Judith Butler sugiere que estar estrechamente conectado con los demás puede conducir a una sensación de vulnerabilidad. Esta vulnerabilidad se manifiesta cuando enfrentamos sentimientos de pérdida o anhelo, revelando cuán profundamente entrelazadas están nuestras emociones con la presencia de los demás.
Butler enfatiza que mantener la compostura ante sentimientos tan intensos es un desafío. El anhelo de otra persona, ya sea a través de experiencias pasadas o conexiones actuales, expone nuestra fragilidad. En última instancia, ella transmite que estamos profundamente afectados por aquellos que amamos, y esta conexión puede mejorar nuestras vidas y dejarnos sintiéndonos sin hacernos.