Al concluir junio de 1783, el año inicial de James Monroe en el gobierno marcó un período que ofreció poco en términos de logros tangibles. A pesar de esta falta de logros, la producción de Monroe fue paralela a la de sus compañeros, alineándose con las expectativas de los plantadores de Virginia que les habían confiado un cargo público.
Este contexto destaca el entorno político más amplio de la época, donde el enfoque no se centró únicamente en los logros legislativos significativos sino también en cumplir con las responsabilidades como representantes. El mandato de Monroe, aunque aparentemente sin incidentes, se ajusta a los estándares predominantes de sus colegas y las aspiraciones de los constituyentes que representaban.