El autor explica que el propósito central de los gobiernos, independientemente de sus orígenes, es salvaguardar los intereses nacionales. Esta perspectiva destaca que la mejora de las libertades personales en los Estados Unidos no era el objetivo principal de la Revolución Americana, sino una consecuencia necesaria para fomentar la unidad entre la población y apoyar la agenda nacional más grande. Sugiere que los derechos individuales fueron adoptados inicialmente para fortalecer la nación en lugar de ser un fin en sí mismos.
En contraste, la revolución francesa, impulsada por su propia búsqueda de la libertad, finalmente produjo tiranía bajo Napoléon. Esto indica que perseguir la libertad sin tener en cuenta la cohesión nacional puede conducir a resultados adversos. La discusión enfatiza la compleja relación entre la libertad, la unidad y el interés nacional en diferentes contextos revolucionarios, lo que ilustra que el equilibrio de estos elementos es crucial para una sociedad estable y próspera.