Antes de la influyente dirección de Paul Volcker, los bonos se consideraban principalmente como inversiones seguras y conservadoras para aquellos que buscan proteger sus ahorros de la imprevisibilidad del mercado de valores. Los inversores tradicionalmente vieron los bonos como una opción segura para preservar el capital, evitando los riesgos asociados con estrategias financieras más volátiles.
Sin embargo, después del discurso de Volcker, la percepción de los enlaces cambió drásticamente. Se transformaron en vehículos para la especulación y la creación de riqueza, atrayendo a los inversores ansiosos por aprovechar su potencial para obtener ganancias. En lugar de simplemente servir como un refugio seguro, los bonos comenzaron a intercambiarse y especularse activamente, destacando su estado nuevo como un activo más dinámico en el panorama financiero.