En "El mundo según Bertie" de Alexander McCall Smith, se desarrolla un escenario humorístico y conmovedor cuando se le pregunta a un personaje, Sr. Lordie, si cree que su perro estaba intoxicado cuando mordió a varios individuos. Esta pregunta toca lo absurdo de la situación, destacando las intersecciones a menudo cómicas del comportamiento humano y animal. La naturaleza caprichosa de la investigación sirve para explorar temas de responsabilidad y las peculiaridades de la vida en una comunidad muy unida.
Los personajes navegan por las complejidades de sus relaciones, subrayadas por la presencia de mascotas y su impacto en las interacciones diarias. El incidente mordaz, aunque grave, se enmarca de manera alegre, lo que permite a los lectores reflexionar sobre la imprevisibilidad de los animales y las personas que los cuidan. A través de esta narración, McCall Smith combina hábilmente el humor con la exploración de la dinámica social, mostrando los intrincados lazos entre los humanos y sus compañeros caninos.