En "El mundo según Bertie" de Alexander McCall Smith, se presenta un personaje que está entusiasmado por haber aprendido el término "dramaturgo". Está ansioso por incorporar este nuevo vocabulario en sus conversaciones y siente una sensación de logro al articularlo. Su intento de usar la palabra ocurre durante un momento de interacción con Big Lou.
Sin embargo, su esfuerzo se frustra cuando la máquina de café espresso crea un ruido de distracción, evitando que Big Lou lo escuche. Este momento destaca tanto el entusiasmo por el lenguaje del personaje como los desafíos humorísticos de la comunicación en las situaciones cotidianas.