El que está descontento con lo que tiene, y con lo que le ha otorgado la fortuna, es uno que ignora el arte de vivir, pero el que tiene eso en un espíritu noble, y hace un uso razonable de todo lo que proviene de él, merece ser considerado como un buen hombre.
(He who is discontented with what he has, and with what has been granted to him by fortune, is one who is ignorant of the art of living, but he who bears that in a noble spirit, and makes reasonable use of all that comes from it, deserves to be regarded as a good man.)
Epictetus destaca una lección crucial sobre la satisfacción y el arte de la vida. Sugiere que aquellos que expresan insatisfacción con sus circunstancias carecen de una comprensión de cómo comprometerse realmente con la vida. En lugar de centrarse en lo que no tienen, las personas deben cultivar una mentalidad que aprecie su situación actual y los dones de la fortuna. Esta perspectiva no solo fomenta el crecimiento personal sino que también fomenta una existencia más satisfactoria.
El filósofo enfatiza que un espíritu noble es esencial para aprovechar las ofertas de la vida. Al usar lo que uno tiene sabiamente y con gratitud, una persona ejemplifica la bondad y la virtud. Por lo tanto, Epictetus afirma que la satisfacción y una actitud responsable hacia los desafíos de la vida definen el carácter de un hombre verdaderamente bueno, destacando la importancia de la perspectiva y la intención en la configuración de la experiencia de la vida.