En el libro de Harlow Giles Unger "El último padre fundador: James Monroe y el llamado de una nación a la grandeza", discute el destino de los monarcas destronados a lo largo de la historia. A menudo experimentan una caída rápida, que van directamente desde el encarcelamiento hasta la muerte, que ilustra una verdad sombría sobre la dinámica de poder y la volatilidad que rodea la regla absoluta.
Esta observación revela las profundas consecuencias que enfrentan aquellos que pierden sus tronos. Los monarcas, una vez en el pináculo de la autoridad, con frecuencia se encuentran luchando por la supervivencia una vez retirados del poder, destacando la fragilidad de sus posiciones y las duras realidades del cambio político.