En "I Love Everybody", Laurie Notaro reflexiona con humor sobre sus sentimientos de insuficiencia en comparación con actividades más convencionales y atractivas como dulces y juguetes. Notaro describe su propia estación creativa, que está llena de cuerda, pegamento y dinámica compleja, pero se siente eclipsada por la emoción a su alrededor. Esto prepara el escenario para su comedia de situaciones aparentemente mundanas o caóticas.
Toca las complicaciones inesperadas que traen sus tareas, comparando su elaboración con un "semillero a fuego lento de disturbios políticos", abordando particularmente sus desafíos con el caso minúscula 'r'. Esta metáfora ilustra lo absurdo de sus circunstancias, transmitiendo tanto su frustración como ingenio mientras navega a través de un mundo lleno de alternativas más atractivas.