Podría matar a alguien en mi próximo trabajo, y seré honesto aquí, no podría hacer el tiempo. En realidad. De ninguna manera. No podía compartir una habitación con otras cuatro personas, y mucho menos caca frente a ellas. Odio compartir una habitación y un baño con mi esposo, e incluso tengo un dominio eminente sobre él. La prisión nunca funcionaría: me eligieron el último para todas las pandillas, nunca me incluiría en los planes de escape, sería como la escuela secundaria
(I just might kill someone in my next job, and I'll be honest here, I couldn't do the time. Really. No way. I couldn't share a room with four other people, let alone poop in front of them. I hate sharing a room and a bathroom with my husband, and I even have eminent domain over him. Prison would never work out: I'd get picked last for all of the gangs, I'd never get included in the escape plans, it would be just like high school)
En su libro "Amo a todos", Laurie Notaro expresa sinceramente su aversión a la vida en la prisión. Ella contempla con humor las consecuencias de cometer un delito potencialmente, afirmando que no podía soportar la idea de ser encarcelado. Notaro destaca su incomodidad con compartir espacios, incluso con su esposo, ilustrando su disgusto extremo por los entornos de vida comunitaria. Su franqueza apunta a una ansiedad más profunda por perder la libertad y la privacidad personal.
Notaro reflexiona aún más sobre la dinámica social de la prisión, lo que la equipa con la incomodidad de la escuela secundaria. Se imagina ser aislada y excluida, incapaz de ser parte de ningún grupo social o planes de escape, lo que enfatiza sus miedos e inseguridades. Su comentario ingenioso y relatable pinta una imagen vívida de su personalidad, equilibrando el humor con una verdadera preocupación por las realidades de encarcelamiento.