Nunca soy el favorito, pero vivo para eso.
(I am never the favourite, but I live for that.)
Esta cita destaca la resiliencia y la motivación que se encuentran al sentirse ignorado o subestimado. Sugiere que el verdadero impulso proviene de los desafíos y el deseo de demostrar su valía, incluso cuando no se lo percibe como el más favorecido. Esta mentalidad puede fomentar la perseverancia y un fuerte sentido de autoestima, impulsando el crecimiento personal y la determinación a pesar de la validación externa. Aceptar lo que otros podrían ver como una desventaja puede transformarlo en una fuente de fortaleza, inspirando un esfuerzo continuo y confianza en uno mismo.