En "Con William Burroughs: un informe del búnker", el autor comparte su perspectiva sobre las interacciones sociales, revelando una preferencia por la soledad sobre las reuniones sociales. Burroughs se describe a sí mismo como alguien que no es muy extrovertido y encuentra poco disfrute en partes o grandes eventos que carecen de un propósito específico. Expresa una visión crítica de tales reuniones, lo que sugiere que a menudo están equivocados, especialmente a medida que aumenta su tamaño.
Esta reflexión destaca la inclinación de Burroughs hacia la introspección y su creencia de que las conexiones significativas son más valiosas que las interacciones superficiales. Su franqueza sobre sus preferencias sociales retrata una figura que valora la profundidad y el propósito sobre las normas comúnmente aceptadas de camaradería y festividad.