Me gustaba cortar el cerebro beige cuando se había solucionado; La textura me recordó a la coliflor cocinada. Fue maravilloso sostener este órgano encogido en sus manos, el formaldehído que corría sobre sus muñecas e imaginar la sinapsis de mil millones que durante muchos años había hecho que la coliflor creyera que era Fred.
(I liked slicing through the beige brain when it had been fixed; the texture reminded me of cooked cauliflower. It was wonderful to hold this shrunken organ in your hands, the formaldehyde running down over your wrists, and picture the billion firing synapse that for many years had made the cauliflower believe that it was Fred.)
En "Where My Heart Soled to Beat", Sebastian Faulks explora profundos temas de memoria e identidad a través de imágenes vívidas. El narrador recuerda un momento de cortar a través de un cerebro preservado, dibujando una comparación sensorial con la coliflor cocida. Este acto simboliza una disección del yo, que representa cómo las complejidades de la mente se pueden traducir en algo tangible y físico.
La experiencia de sostener el cerebro evoca una reflexión conmovedora sobre la esencia del ser y la conciencia. El narrador contempla los innumerables pensamientos y recuerdos que una vez definieron a una persona, ilustrando cómo los restos físicos pueden contrastar con la vida vibrante una vez vivida. Este momento encapsula la intersección de la ciencia y la experiencia humana, destacando la fragilidad y la maravilla de la vida.