Epictetus enfatiza la importancia de contemplar las realidades de la muerte y el exilio en nuestra vida diaria. Al mantener estos pensamientos a la vanguardia de nuestras mentes, podemos cultivar un sentido de perspectiva que nos ayude a evitar deseos excesivos y pensamiento negativo. La conciencia de la mortalidad nos anima a apreciar la vida más plenamente y a priorizar lo que realmente importa.
Esta práctica de reflexión consciente actúa como una herramienta de conexión a tierra, recordándonos que la vida es fugaz y que no debemos dar por sentado nuestras circunstancias. Al enfrentar estas tragedias potenciales, podemos desarrollar la resiliencia y un mayor sentido de satisfacción, lo que lleva a una vida equilibrada y satisfactoria.