Más tarde, Nima nos dijo que el hijo de uno de sus amigos, un niño de diez años, había despertado a sus padres con horror diciéndoles que había estado teniendo un "sueño ilegal". Había estado soñando que estaba en la costa con algunos hombres y mujeres que se estaban besando, y no sabía qué hacer. Siguió repitiendo a sus padres que estaba teniendo sueños ilegales.
(Later, Nima told us that the son of one of his friends, a ten-year-old, had awakened his parents in horror telling them he had been having an "illegal dream." He had been dreaming that he was at the seaside with some men and women who were kissing, and he did not know what to do. He kept repeating to his parents that he was having illegal dreams.)
En las memorias de Azar Nafisi, ella cuenta una anécdota transmitida por Nima, un personaje de su historia, sobre un niño de diez años que experimenta un sueño preocupante. El niño despierta a sus padres en apuros, preocupado por el contenido de su sueño, donde fue testigo de adultos que exhibían afecto en la costa. Esta noción de un "sueño ilegal" muestra el impacto de las restricciones sociales en las mentes jóvenes, destacando la inocencia del enfrentamiento de la infancia con códigos morales impuestos.
La repetida afirmación del niño de tener "sueños ilegales" subraya la represión que siente individuos en una sociedad que regula estrictamente la expresión y el comportamiento personal. A través de este incidente, Nafisi ilustra efectivamente las ramificaciones psicológicas de vivir bajo tales limitaciones, provocando pensamientos sobre las tendencias naturales de las emociones e interacciones humanas que la sociedad a menudo busca controlar.