a Morrie le gusta el apodo. Entrenador, dice. Muy bien, seré tu entrenador. Y puedes ser mi jugador. Puedes jugar todas las hermosas partes de la vida por las que soy demasiado viejo por ahora.
Este intercambio destaca su relación mentor-alumno, donde Morrie se ve a sí mismo guiando a Mitch a través de las lecciones de la vida.