En "Código de conducta", Brad Thor analiza la mentalidad prevalente entre los burócratas en el gobierno. Argumenta que a medida que pasan más tiempo dentro del sistema, desarrollan la creencia de que las soluciones gubernamentales son las únicas respuestas viables a los problemas sociales. Esta perspectiva los lleva a crecer cada vez más escépticos del ciudadano promedio, a quien pueden ver como parte del problema más que como parte integral de la solución. Su enfoque cambia hacia el control de ciertos grupos que perciben como amenazas para el estado.
Thor sugiere que este cambio de actitud es perjudicial, ya que fomenta una desconexión entre los burócratas y la población. Los funcionarios del gobierno vienen a verse a sí mismos como protectores del bien mayor al imponer su voluntad a los ciudadanos disidentes, creyendo que sus acciones finalmente beneficiarán a la sociedad. Sin embargo, este enfoque plantea preocupaciones sobre la libertad y la confianza entre el gobierno y sus ciudadanos, ya que crea un ambiente de sospecha y represión en lugar de cooperación y respeto mutuo.
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