Esta cita de Epictetus destaca la resiliencia de las personas con fuertes constituciones físicas y mentales. Aquellos que poseen un cuerpo físico robusto pueden soportar cambios significativos en la temperatura, lo que demuestra la importancia de la fuerza física para adaptarse a los desafíos ambientales. Del mismo modo, las personas con un estado mental sano están mejor equipados para navegar las complejidades de las emociones como la ira, el dolor y la alegría, ilustrando la necesidad de la resistencia emocional en la vida.
Epictetus enfatiza que tanto la fortaleza física como la mental son esenciales para soportar los desafíos de la vida. La capacidad de resistir los extremos, ya sean climáticos o emocionales, es un sello distintivo de una persona con buena salud. Esta perspectiva alienta a las personas a cultivar tanto su bienestar físico como su estabilidad emocional, reconociendo la interconexión entre los dos para enfrentar las diversas pruebas que presenta la vida.
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