En "París a la luna", Adam Gopnik destaca una forma única de expresar afecto a través de la forma distintiva del personaje de pronunciar el nombre 'Luca'. Esta influencia italiana agrega una capa de encanto y toque personal a su discurso, estableciendo un tono familiar en su relación. Su pronunciación, enfatizando la primera sílaba, evoca una esencia juguetona y cultural, que recuerda a la entrega icónica de Audrey Hepburn en la película "Funny Face".
La manera en que ella lo llama refleja no solo su afecto sino también una profunda conexión con la cultura italiana, infundiendo su interacción con la calidez y el carácter. Este detalle lingüístico enriquece la narración al mostrar la interacción entre el lenguaje, la cultura y las relaciones personales en el contexto de París, una ciudad apreciada por su arte y romance.
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