Esta cita pone de relieve una idea errónea común sobre el papel del portero en el fútbol. Muchos perciben a los porteros únicamente por su capacidad para realizar paradas espectaculares, pasando por alto los aspectos más matizados de su contribución al juego. En verdad, el impacto de un portero se extiende mucho más allá de sus habilidades para detener tiros. Van der Sar ejemplifica esto al demostrar un control excepcional del área de penalti, el posicionamiento y la toma de decisiones, que en conjunto contribuyen a la estabilidad defensiva de un equipo. Su confianza y comunicación con los defensores fomentan una línea defensiva cohesiva, reduciendo el caos y la confusión en momentos cruciales. La cita llama la atención sobre la importancia del liderazgo, la visión y la compostura que sostienen la estructura del equipo, algo que a menudo pasa desapercibido para los fanáticos ocasionales. Subraya la necesidad de apreciar la naturaleza multifacética del portero, incluida la resiliencia mental y la conciencia táctica necesarias, habilidades que pueden influir en gran medida en el resultado de un partido. Tanto para los aspirantes a portero como para los aficionados, comprender esta perspectiva más amplia ayuda a fomentar una apreciación más profunda de la complejidad del rol. También enfatiza que la grandeza en esta posición no se mide únicamente por paradas espectaculares sino por la capacidad de organizar, comandar y controlar la unidad defensiva, contribuyendo en última instancia al desempeño y éxito general de un equipo.