La cita refleja una percepción de la persistente influencia del pasado en el presente, lo que sugiere que los recuerdos y las experiencias actúan como "fantasmas orgánicos" en nuestras vidas. Estos ecos de una realidad una vez vibrante interactúan con nuestro entorno actual, recordándonos lo que se ha perdido o transformado. El orador ve estos restos como invasivos y sin embargo reconfortantes, lo que indica una relación compleja con el pasado.
Además, la noción de "fantasmas físicos" implica que los aspectos de la vida anterior continúan dando forma a nuestra conciencia. Esta sustancia pulsante, comparada con un corazón, sugiere vitalidad que persiste incluso en su forma fragmentada. La combinación de nostalgia y reconocimiento enfatiza la relevancia duradera de las experiencias pasadas y cómo pueden enriquecer nuestra existencia actual, combinando la memoria con la inmediatez de la vida hoy.
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