En su libro, William S. Burroughs explora la naturaleza diversa de la identidad estadounidense, destacando la amplia gama de antecedentes sociales y profesionales que existen dentro del país. Desde aparceros hasta físicos atómicos, enfatiza que no hay una forma de pensar singular entre los estadounidenses. Esta falta de uniformidad conduce a un carácter nacional rico pero fragmentado.
Burroughs sugiere que esta diversidad significa que los estadounidenses pueden tener menos en común que las personas de otras naciones. Desafía la noción de una identidad estadounidense cohesiva, argumentando que la multitud de experiencias y puntos de vista crea una sociedad compleja con perspectivas variadas y poco consenso.