Randy Alcorn enfatiza que cuando nos encontramos con más de lo que necesitamos, nuestra reacción inmediata e instintiva debería ser dar. Él cree que la generosidad no debería ser una decisión compleja, sino una respuesta inherente a la abundancia que encontramos en la vida. Esta perspectiva se alinea con las enseñanzas que se encuentran en las Escrituras y refleja la importancia de abordar las necesidades de los demás.
El acto de dar se representa como una responsabilidad fundamental que se deriva de reconocer nuestras propias bendiciones. Alcorn argumenta que, a medida que reconocemos nuestro exceso, la elección moral se vuelve clara: apoyar a los menos afortunados debería ser una reacción automática, que incorpora la compasión y la administración.