Esta cita destaca el dilema moral que los individuos a menudo enfrentan cuando intentan lograr un buen resultado. Sirve como un recordatorio de que los fines no siempre justifican los medios, enfatizando la importancia de mantener los estándares éticos incluso cuando persigue objetivos nobles. La idea es que recurrir a acciones poco éticas no pueda justificarse, independientemente de la intención detrás de ellas.
La declaración fomenta la reflexión sobre la integridad personal y la responsabilidad. Afirma la creencia de que uno debe evitar comprometer sus principios, ya que hacer mal, incluso por una causa justa percibida, puede conducir a consecuencias dañinas. En última instancia, subraya el valor de hacer lo correcto al adherirse a las pautas morales, independientemente de las circunstancias.