Si castigas a alguien con dureza, dijo, entonces simplemente estás infligiendo más dolor en el mundo. También estás castigando no solo a esa persona, sino a su familia y a las personas que lo aman. Te estás castigando a ti mismo, realmente, porque todos somos hermanos y hermanas en este mundo, lo sepamos o no; Todos somos ciudadanos del mismo pueblo.
(If you punish somebody harshly, she said, then you are simply inflicting more pain on the world. You are also punishing not only that person, but his family and the people who love him. You are punishing yourself, really, because we are all brothers and sisters in this world, whether we know it or not; we are all citizens of the same village.)
En "Los colores de todo el ganado", Alexander McCall Smith presenta una perspectiva profunda sobre las consecuencias del castigo duro. El autor enfatiza que infligir sanciones severas no solo afecta al individuo castigado; Se extiende a su familia y seres queridos, creando una onda de sufrimiento. Esta interconexión subraya la idea de que las acciones reverberan a través de la comunidad, lo que afecta en última instancia a todos los involucrados.
Además, el sentimiento expresado destaca una humanidad compartida entre todos los individuos. Al reconocer que todos somos parte de la misma comunidad, o "aldea", la narrativa promueve la compasión por la retribución. En lugar de contribuir a un ciclo de dolor, un enfoque basado en la comprensión y el perdón puede fomentar la curación y la unidad, recordándonos nuestra responsabilidad colectiva entre ellos.