En "Los colores de todo el ganado", Alexander McCall Smith toca el tema del escepticismo hacia la inventiva de los adultos, lo que sugiere que los adultos a menudo hablan de manera que requieren una cuidadosa consideración. El protagonista advierte que al escuchar a ciertas personas, particularmente a los políticos, uno podría necesitar interpretar sus palabras con precaución reduciendo sus afirmaciones significativamente.
Este sentimiento refleja un comentario más amplio sobre la naturaleza de la comunicación y la importancia de discernir la verdad del adorno. Al aconsejar "dividir todo lo que dicen por dos, y luego quitarle diez", el autor subraya la necesidad de un pensamiento crítico y vigilancia frente a declaraciones potencialmente engañosas.