Estudiando cuidadosamente la delicada forma de la muñeca, estaba pensando en lo fácil que era desear cosas cuando era niño. Entonces nada parecía imposible. Al crecer, uno se da cuenta de cuántas cosas no se pueden desear, las cosas que están prohibidas, pecaminosas. Indecente.
(Carefully studying the delicate form of the doll, she was thinking how easy it was to wish for things as a child. Then nothing seemed impossible. Growing up, one realizes how many things one cannot wish for, the things that are forbidden, sinful. Indecent.)
El narrador reflexiona sobre la simplicidad nostálgica de la infancia, donde los deseos se sentían alcanzables y los sueños parecían ilimitados. La delicada forma de la muñeca sirve como una metáfora de la inocencia y la vibrante imaginación que viene con la juventud. Como niños, desear cosas trae alegría y esperanza, haciendo que el mundo parezca lleno de posibilidades.
Sin embargo, a medida que uno madura, esta percepción cambia dramáticamente. Las realidades de la edad adulta introducen restricciones y limitaciones, revelando que muchos deseos están fuera de los límites debido a los estándares morales o sociales. La transición del anhelo inocente a la conciencia de los deseos prohibidos y pecaminosos marca una pérdida conmovedora de esa libertad infantil.