No dejes que los extraños te toquen. Y, sin embargo, rara vez es extraños, aprendí mucho antes de ser un adolescente, a quién dañas. Siempre son los más cercanos a nosotros: el suave chofer, el hábil fotógrafo, el amable maestro de música, el marido sobrio y digno del buen amigo, el piadoso hombre de Dios. Ellos son los que confían sus padres, a quienes no quieren creer nada.
(Don't let strangers touch you. And yet it is seldom strangers, I learned long before I was a teenager, who do you harm. It is always the ones closest to us: the suave chauffeur, the skilled photographer, the kind music teacher, the good friend's sober and dignified husband, the pious man of God. They are the ones your parents trust, whom they don't want to believe anything against.)
En "Cosas que he estado en silencio sobre", reflexiona Azar Nafisi sobre la paradoja de la seguridad y el peligro en las relaciones. Ella enfatiza que a menudo, las amenazas reales no provienen de extraños, sino de aquellos más cercanos a nosotros que parecen confiables. Esta revelación, entendida por Nafisi antes de su adolescencia, destaca la complejidad de las interacciones humanas y la fachada que mantienen muchas personas.
Nafisi identifica figuras comunes de confianza, como choferes, fotógrafos, profesores de música e incluso clérigos, que ilustran que su amabilidad percibida puede enmascarar intenciones dañinas. Esta idea sirve como un marcado recordatorio de la necesidad de vigilancia en nuestras relaciones cercanas, donde la confianza a menudo puede conducir a la traición. Los padres pueden negarse a creer que estas personas de confianza pueden causar daño, lo que complica la dinámica de la seguridad y la confianza en nuestras vidas.