En el libro de William S. Burroughs "Junky", describe su capacidad para identificar vecindarios con dificultades, no por su apariencia externa, sino a través de un sentido intuitivo que se asemeja a un icuario que busca agua. Esta percepción única le permite sentir los problemas subyacentes y la "basura" que permanecen dentro del área, lo que indica una conexión más profunda con el entorno.
Burroughs compara la experiencia de la respuesta física que siente, donde la "basura" dentro de él reacciona, guiándolo a estos puntos problemáticos. Su comparación de este sentimiento con el movimiento de una caña de cáscara enfatiza la naturaleza instintiva de su conciencia, revelando cuán profundamente entrelazadas son sus experiencias personales con los lugares que explora.